En la tarde-noche del Miércoles Santo, con los últimos rayos de luz, a las puertas de comenzar el Triduo, las puertas de la parroquia de San Lesmes Abad se abren para que salga a las calles de la capital burgalesa el paso de La Crucifixión del Señor.
Junto a él de blanco y con capa roja, sus cofrades acompañan a Jesús en la Cruz como lo hacen Juan y María. Desde el silencio,
la calma de la noche y la meditación de las estaciones se recorre el camino a la crucifixión. Una procesión, que desde la solemnidad y el silencio generado, nos ayudará a vivir el camino de Jesús hasta su muerte, el Via Crucis.
Una oportunidad única para poder situarnos ante la solemnidad y profundidad de los siguientes días de la Semana de Pasión, un momento especial para poder acompañar al Señor Crucificado hasta su entrega total






