En el corazón del casco histórico de Burgos se alza la iglesia parroquial de San Lesmes. Es un templo levantado gracias a la profunda fe y devoción de las gentes de esta ciudad y visitado a lo largo de los siglos por viajeros, comerciantes e innumerables peregrinos en su camino a Compostela en busca de momentos de recogimiento y oración.

Te damos la bienvenida y te invitamos a visitar este magnífico templo rebosante de historia y espiritualidad. El origen de la Iglesia de San Lesmes se remonta al desaparecido Hospital de San Juan, fundado en el año 1074 por el rey Alfonso VI. Era uno de los muchos hospitales existentes en Burgos que ofrecían asistencia material y espiritual, tanto a los menesterosos de la ciudad como a los peregrinos que transitaban rumbo a la tumba del Apóstol Santiago. En 1091 este hospital pasó a ser atendido por el monje benedictino Adelelmo, San Lesmes para los burgaleses. Aunque vino desde la abadía benedictina de La Chaise-Dieu a tierras castellanas a instancias de la reina Constanza de Borgoña para fortalecer la vida espiritual de la corte, al poco tiempo se retiró a este lugar y dedicó el resto de su vida a atender a los más necesitados.

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La iglesia de San Lesmes, ubicada extramuros de la ciudad medieval, es un monumento de gran relevancia arquitectónica y cultural, testimonio vivo de la inigualable historia de la ciudad de Burgos.

En el lugar donde se encontraba la capilla del hospital, se levantó la primitiva iglesia de San Lesmes, derribada en 1382, dada la creciente devoción a San Lesmes. A instancia del monarca Juan I de Castilla, se edificó un nuevo templo de estilo gótico, que es el que hoy visitas. Durante los últimos años del siglo XV y comienzos del XVI se llevaron a cabo diversas renovaciones, destacando la portada gótico-flamígera que da acceso al templo. Es obra del taller de los Colonia y fue ejecutada a finales del siglo XV. Esta majestuosa portada se halla enmarcada entre dos contrafuertes que se decoran con flechas altas. En la parte inferior se encuentran otras dos flechas menores donde descubrimos una imagen a cada lado que sobresalen de la portada. Configuran la escena de La Anunciación y son imágenes con bastante movimiento, próximas ya a las formas renacentistas. La Virgen María, con un jarrón de azucenas a sus pies, sostiene un libro en su mano mientras que posa su diestra sobre el pecho, en señal de aceptación a la voluntad divina. A la derecha, el Arcángel San Gabriel portador del mensaje celestial de La Encarnación. Las puertas son de bronce y fueron donadas para la conmemoración del 900 aniversario. En ellas están labrados unos originales bajorrelieves con escenas de la vida y milagros de San Lesmes.

Después de estos datos históricos y artísticos, accede al recinto sacro. Se trata de un templo gótico con tres naves, crucero que apenas sobresale en planta y nave central cuya cabecera se eleva y se alarga un tramo más. Las naves laterales son de menor altura y conservan las bóvedas de la primitiva iglesia.

Nos dirigimos a los pies del templo donde se levanta un soberbio coro elevado por arcos escarzanos y bellamente decorado. Comenzaremos nuestra visita por la nave del Evangelio situada a la izquierda. En el primer tramo, tras un bello enrejado, advertimos la imponente talla del Santo Cristo que goza de gran devoción popular y pertenece a la Cofradía de Jesús Crucificado y del Santísimo Sacramento. En todo el mundo católico es común la veneración al Crucificado. El pueblo sabe que su Fe está anclada en una cruz y que en ella Jesús nos libró del pecado y de la muerte dando su vida por nosotros.

Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga Vida eterna.

San Juan 3, 16

Continuamos hasta la cabecera de la nave donde se encuentra la Capilla de los Haro y el espléndido monumento funerario de estilo renacentista. Las figuras orantes de Cristóbal de Haro y su esposa Catalina de Ayala están arrodilladas sobre un reclinatorio en una curiosa disposición diagonal, mirando hacia el altar mayor. En el ático vemos la imagen de San Gregorio Magno y como remate, la figura del Padre Eterno con la bola del mundo en sus manos. En el sepulcro contiguo se disponen las imágenes yacentes de Lesmes de Haro e Isabel de Astudillo. Sobre ellos, un bello relieve de la Inmaculada Concepción y, coronando el conjunto, una delicada representación del Calvario. En la parte inferior se hallan las urnas sepulcrales con los escudos de armas sostenidos por ángeles. Cabe destacar que Don Cristóbal de Haro fue el promotor de la primera expedición en circunnavegar la tierra, iniciada por Hernando de Magallanes en 1519 y finalizada por Juan Sebastián Elcano en 1522. En la cabecera se encuentra el retablo de La Milagrosa, cuya efigie ocupa el nicho central. En la parte superior advertimos la talla de una Virgen negra flanqueada por las imágenes de San José y San Francisco de Asís.

En los muros del templo se encuentran los relieves de las catorce estaciones del VIA CRUCIS. En muchas ocasiones parece que el acompañamiento a Jesús en su Pasión y Muerte termina en el sepulcro, olvidando que la Cruz no es una derrota sino la antesala del triunfo definitivo sobre la muerte que llegará con su Resurrección. VIA LUCIS

Después de este recorrido por la nave del Evangelio, llegamos a la cabecera del templo. En el centro de la nave central se halla el Sepulcro de San Lesmes. Es una obra atribuida a Luis de Gabeo o a algún autor relacionado con los discípulos de Gil de Siloé, como podría ser el Maestro de Covarrubias. Se trata de una obra realizada a finales del siglo XVI, pero de composición arcaica como denota el tratamiento de las telas o la expresividad «gótica» del rostro. El santo se encuentra yacente, con un libro entre las manos en actitud de leerlo, vestido de obispo con bonete en la cabeza y báculo abacial. Se conservan restos de la policromía original.

¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?

I Corintios 3, 16

Ahora es el momento para contemplar el retablo mayor dedicado al santo patrón de Burgos. Para admirarlo en detalle, te invitamos a que tomes asiento en los bancos delanteros o lo contemples desde las escaleras que dan acceso al altar. Este magnífico retablo sin policromar es una obra barroca erigida en 1750. Se eleva hasta la bóveda y se adapta a la forma poligonal del ábside, dejando aberturas en el ático para que puedan verse los ventanales del muro.

La imagen de San Lesmes Abad preside el conjunto, sobreelevada respecto a las tallas del Apóstol San Juan y San Gregorio Magno, Papa y mártir del siglo III, que ocupan las calles laterales. Coronando este magnífico retablo podemos descubrir la bella y delicada imagen de la Asunción de María que representa el momento en el que la Virgen María, al final de su vida, es llevada al Cielo en cuerpo y alma. Cuatro ángeles la transportan a la Gloria para ser coronada como Reina de los Cielos. El ático se remata con la efigie de Cristo Crucificado.

La parte inferior de este conjunto escultórico acoge el sagrario decorado con un relieve del Resucitado en su puerta. Está ubicado en el interior de un gran expositor que se adelanta en el conjunto y está rematado por la imagen de Arcángel San Miguel. En este lugar se encuentra el mayor tesoro que podemos encontrar en el templo, la Presencia Eucarística del Señor en el Sagrario. Cristo vivo nos ha salvado y redimido gratuitamente, nos ha regalado la vida eterna y está siempre a nuestro lado.

Jesús está vivo en medio de nosotros, Él es el mismo ayer, hoy y por siempre.

Prosigamos nuestra visita. No dejes de apreciar los tres fastuosos sepulcros dispuestos en el muro izquierdo. El primero pertenece a la Familia Castillo-Medina. Sobre arco de medio punto totalmente vaciado reposan dos figuras yacentes. El conjunto es rematado por un Calvario rodeado de finos entrelazados.

El segundo, de insuperable belleza, fue encargado por el mercader burgalés Diego de Campo para su hija Inés, cuya figura yacente cubre la urna sepulcral. La parte superior está bellamente labrada con la imagen de San Cristóbal. A su derecha, San Miguel acompañado por una joven en actitud orante y a su izquierda, San Antonio Abad. Ambos con el demonio a sus pies.

La siguiente sepultura corresponde a la Familia Valladolid. En la parte inferior vemos la Anunciación. En el vano del arco que está cegado advertimos a María con Jesús en su regazo, mientras que en la parte superior se halla un crucificado sobre el escudo de armas.

Continuamos hasta la Capilla de los Salamanca que ocupa la cabecera de la nave de la Epístola. Aquí se halla una de las joyas de este templo, el retablo de la Santa Cruz. Según se lee en una inscripción colocada sobre el acceso a la sacristía, la Capilla de la Santa Cruz, San Salvador y San Andrés fue realizada a iniciativa del mercader burgalés García de Salamanca. El objetivo era disponer su sepultura que se levantaba en el centro de la capilla. Actualmente, las losas sepulcrales de los fundadores se encuentran en el muro lateral. A su derecha se encuentra el sepulcro renacentista perteneciente al hermano del fundador y su esposa, y en el contiguo reposan los restos de otros miembros de la familia Salamanca.

Soy rey, para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz

San Juan 18, 37

El retablo de Santa Cruz, datado en torno al año 1510, es una extraordinaria obra de estilo flamenco realizada en Amberes y atribuida al taller de Jacobus Van Cothem. El conjunto se dispone encastrado en el muro, rodeado por una greca tallada en piedra de bella y elegante factura. Está delimitada entre pináculos y es coronada por un Calvario esculpido en madera. Su estructura consta de un banco y cuerpo dividido en tres calles. 

Es un conjunto de marcado carácter Redentor donde se nos muestra la Pasión y Muerte de Nuestro Señor. Ocupando la parte central contemplamos la escena “Jesús camino del Calvario”. Cristo carga con la pesada cruz ayudado por el Cireneo, al tiempo que se produce el encuentro con la Verónica, en cuyo paño queda estampada la imagen de su exhausto rostro. Es una escena de gran emotividad donde destaca la minuciosidad en el tratamiento de vestidos y tocados, propios de la época. Enmarcan la escena las delicadas tallas de San Juan Evangelista y Santa María Magdalena, bajo las de San Pedro y el Apóstol Santiago. Mientras, en la parte superior se encuentran las correspondientes a San Julián Hospitalario y Santa Catalina. Entre ellas, en lugar preferente, podemos distinguir la efigie de menor tamaño del Arcángel San Miguel. El retablo se corona con un Calvario dispuesto sobre el arco de enmarque.

En la parte inferior, en el centro de la predela, se halla el relieve “Llanto sobre Cristo Muerto”, donde la Virgen María, acompañada por el Apóstol San Juan y dos de las Santas Mujeres, llora sobre el cuerpo muerto de su Hijo que yace sobre el sudario. Flanquean la escena las figuras de los donantes en devota actitud de oración, de rodillas sobre reclinatorio y acompañados por sus respectivos patronos, San Andrés con la cruz en aspa y Santo Domingo.

A los pies de tan magnífica obra, se encuentra la pila bautismal del siglo XVI en la que durante generaciones los hijos de Burgos han recibido el bautismo. El Bautismo es el fundamento de toda vida cristiana, pórtico a la vida en el Espíritu y puerta de acceso al resto de sacramentos. Por el bautismo somos liberados del pecado pasando a ser miembros de Cristo e incorporarnos a su Iglesia.

En verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios

San Juan 3, 5

Vamos acabando nuestra visita. Nos dirigimos hacia la parte posterior del templo por esta nave de la Epístola. En ella destacan dos fastuosos altares sepulcrales. A la derecha, adosado a la columna que sostiene el crucero, se halla el sepulcro de Juan de San Martín y su consorte. Está coronado por la imagen ecuestre del patrono del donante, San Martín, partiendo su capa con un mendigo. A la izquierda vemos el sepulcro de Diego Carrión con tres relieves correspondientes al Abrazo de San Joaquín y Santa Ana ante la Puerta Dorada de Jerusalén, “El Bautismo del Señor” y “La Visitación de la Virgen María a su prima Santa Isabel” en el ático.

En el muro del crucero se encuentra el conjunto del Calvario que procesiona cada año en la Semana Santa burgalesa. Cristo Crucificado, en el momento de la expiración, con la cabeza ladeada hacia la derecha. A su lado, de pie, la Virgen María en cuyo rostro se muestra el dolor de la madre. Al otro lado, San Juan, arrodillado alzando su mano derecha hacia la Cruz.

Nuestra visita donde hemos aunado arte y espiritualidad llega a su final. Deseamos que haya sido grata. Antes de abandonar el templo para proseguir tu camino te invitamos a tener unos momentos de recogimiento y oración. Puedes alabar y acompañar al Señor en su Presencia Eucarística en el Sagrario y meditar la vida de entrega de San Lesmes y pedir su intercesión.

Para ello, ponemos a tu disposición algunas oraciones y diversos enlaces para profundizar en la vida de los Santos que componen los retablos del templo.

VISITA VIRTUAL

Entra y navega por el templo.

Oración a San Lesmes Abad

Dios Todopoderoso y eterno, que llenaste de tu amor el corazón de San Lesmes Abad, escucha nuestra oración y danos tu amor. A ejemplo suyo, haznos descubrir y servir a Jesucristo, tu Hijo, en nuestros hermanos pobres y peregrinos. Que en su escuela aprendamos a responder con generosidad a la vocación a la que nos llamas, a acoger sin prejuicios a los que se acercan a nosotros y a grabar a fuego en nuestra mente aquellas palabras: “Quien a vosotros os acoge, a mí me acoge”.

Por su intercesión, libra nuestras almas del odio, del egoísmo y la indiferencia. Haz que todos recordemos que somos peregrinos por este mundo y que un día seremos juzgados sobre el amor. Danos, Señor Jesús, el Espíritu de silencio, oración y penitencia que llenó la vida de san Lesmes Abad. Que en el diálogo íntimo contigo y en la participación en la Eucarística encontremos la fuerza para sostener y dar sentido a nuestras labores cotidianas.

Que, así como San Lesmes repartió el pan a los pobres, también hoy compartamos con generosidad nuestros bienes con los necesitados. Que el pan de la Eucaristía sacie a todo aquellos que le buscan con sincero corazón. Oh Dios, que quieres la salvación de todos, regálanos los pastores, sacerdotes, religiosos y laicos que tanto necesitamos. Que sean entre nosotros discípulos misioneros y los primeros testigos de tu amor. María, Virgen peregrina y Reina de la Paz, obtén para nuestro mundo, el amor y la paz. Amén.

Oración de San Lesmes

Oh apóstol, insigne de la caridad y en la vida monástica, glorioso San Lesmes Abad, que extendiste tu celo por la salvación del prójimo y remedio de sus necesidades; alcánzanos del divino Apóstol de nuestras almas, Cristo Jesús, un verdadero espíritu de caridad de tal modo que nos entreguemos sin reservas a la práctica de las obras de misericordia, a fin de ser del número de aquellos de quienes está escrito: «Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia». Amén.

Bendición de los peregrinos

¡Oh Dios, que sacaste a tu siervo Abraham de la ciudad de Ur de los Caldeos, guardándolo en todas sus peregrinaciones, y que fuiste el guía del Pueblo hebreo a través del desierto! te pedimos que guardes a estos siervos tuyos que, por amor de tu Nombre peregrinan a Compostela.

Sé para ellos compañero en la marcha, guía en las encrucijadas, aliento en el cansancio, defensa en los peligros, albergue en el camino, sombra en el calor, luz en la oscuridad, consuelo en sus desalientos y firmeza en sus propósitos; para que, por tu guía, lleguen incólumes al término de su camino y, enriquecidos de gracias y virtudes, vuelvan sanas y salvos a sus casas llenos de saludable y perenne alegría. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.

Capilla de San Bartolomé - Ruiz de Camargo

En la cabecera de la nave del Evangelio se halla la Capilla de Ruiz de Camargo. Fue erigida a finales del siglo XVI y puedes solicitar su visita en la sacristía, dado su acceso restringido.

En ella se exhiben diversas pinturas de los siglos XVI al XVIII donde destaca el grandioso lienzo de “La Inmaculada Concepción”. La capilla está presidida por el retablo de San Bartolomé, procedente de la iglesia de San Esteban. Es una auténtica joya del renacimiento español atribuida Felipe Vigarny y León Picardo y realizada en torno al año 1515. Fue un encargo de Francisco de Gumiel.

En el banco podemos advertir el relieve del donante en actitud orante acompañado por San Francisco de Asís y San Esteban. En el relieve central el Santo aparece tendido sobre un banco de madera alargado, mientras sus verdugos proceden a arrancarle la piel a tiras. Mientras, en el relieve derecho aparece despellejado y en oración, aceptando su martirio antes de ser decapitado.

En la parte superior y presidiendo el conjunto se encuentra la imagen de San Bartolomé con un cuchillo en su diestra, símbolo de su martirio y un libro en su mano izquierda con el demonio subyugado a sus pies. A ambos lados vemos escenas de exorcismos realizados por el Santo Apóstol.

El conjunto es rematado por un Calvario donde Nuestro Señor es acompañado por su madre la Virgen María, San Juan y María Magdalena, a los lados, dos escenas posiblemente de la infancia del Santo. Todas ellas llevan vestimentas de la época de la realización artística.

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